Humanidades digitales en América Latina

Un mapeo multidimensional de sus tensiones

7. Formación de comunidad

7.1. Ecología de comunidades

§1GGuardar marcapáginas Como afirma Graham Day, una comunidad puede definirse escuetamente como "aquellas cosas que las personas tienen en común, que las une, y les da un sentido de pertencia con los demás"1Graham Day, Community and Everyday Life (London ; New York: Routledge, Taylor & Francis Group, 2006), 1.. Sin embargo, como el propio autor sostiene, en el campo de la sociología se ha problematizado el concepto aparentemente simple de comunidad desde hace décadas: su ambigüedad como categoría académica, su supuesto valor intrínsecamente positivo —la suposición de que "formar comunidad" es siempre algo bueno—, su relación nostálgica con un pasado arcaico idealizado y virtuoso en comparación con las supuestas egoístas sociedades contemporáneas, las connotaciones implícitas con la exclusión de quien no es apto para la comunidad, y anclado a todo lo anterior, su uso instrumental como herramienta retórica del poder2Day, Community and Everyday Life.. Así, comunidad es un término cargado, que no debe tomarse a la ligera ni usarse sin más, sin examinación, pues ya ha sido apropiado como un comodín vacío para la exaltación de todo tipo de causas. Que las humanidades digitales sea una comunidad, o muchas, no quiere decir entonces que por eso tengan un valor especial solo por serlo.

§2GGuardar marcapáginas Aunque en este capítulo no entraremos en las discusiones acerca de la definición del concepto de comunidad ni sus connotaciones axiológicas, usaremos comunidad como un concepto restringido que puede ser útil para pensar algunos problemas que encuentran los agentes que actúan, en roles cambiantes, las prácticas de las humanidades digitales. Es decir, las búsquedas internas de las propias personas que participan en la comunidad. Esto lo haremos bajo un sentido particular, entendiendo comunidad como un sistema autoorganizado.

§3GGuardar marcapáginas Principalmente, la noción de comunidad que usaré acá está basada en el estudio sociológico de los mundos del arte de Howard Becker3Howard Saul Becker, Los mundos del arte: sociología del trabajo artístico (Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes, 2008). y en algunos conceptos derivados de la cibernética. Podríamos decir que es una visión ecológica de comunidad, en el sentido en el que se fija en el entramado de relaciones de múltiples elementos interactuantes que conforman un sistema que se organiza a sí mismo. Principalmente, usaré estas dos teorías de forma entrelazada porque la teoría beckeriana da cuenta de las formas de cooperación que configuran la estructura de una comunidad como unión de roles y propósitos conjuntos y las teorías cibernéticas dan cuenta de las dinámicas cambiantes de esa estructura y los fenómenos que propician su estabilidad o disolución.

7.1.1. Mundos del arte y roles entrelazados

§4GGuardar marcapáginas En primer lugar, para Becker4Ibid., un mundo del arte es un sistema de roles, cada uno con propósitos propios, ensamblado a través de distintas relaciones que pueden incluir la distribución de recursos y materia prima, la transmisión de conocimiento, la valoración y apreciación, la organización y gestión, entre otros. Cada rol tiene sus propios propósitos, y su cumplimiento es lo que mantiene la estabilidad de la comunidad en su estado presente. Roles o propósitos disruptivos pueden romper o transformar la estructura de la comunidad, así como la insuficiencia del cumplimiento de alguno de sus propósitos más esenciales puede hacerla entrar en declive. Un mundo del arte conforma así una especie de equilibrio de intereses mutuos que deriva en formas de cooperación; un equilibrio muy sensible que se debe a la efectiva ocupación de sus roles por parte de agentes concretos. Así, las humanidades digitales en América Latina pueden ser vistas como un mundo del arte beckeriano, a pesar de que no se centren solo en prácticas artísticas, pues involucra múltiples roles y un terreno común para la cooperación alredededor de los entrecruzamientos entre ciencia, tecnología y cultura humana.

§5GGuardar marcapáginas Por ejemplo, como estudié en una investigación anterior5Sergio Rodríguez Gómez, «An Agential-Narrative Approach on Art Semiosis», Technoetic Arts 17, n.º 3 (1 de octubre de 2019): 281-95, https://doi.org/10.1386/tear_00021_1., el mundo del arte de galerías comerciales tiene roles como los productores de materiales, los artistas, los críticos, los curadores, los compradores, los galeristas, los estudiantes y el público, así como agentes institucionales como las universidades, las galerías y las casas de subastas. Cada rol tiene sus propios propósitos. Digamos, los estudiantes buscan nutrir su experiencia y conocimiento de la producción de obras de arte cuando visitan una galería, mientras que los galeristas buscan visitas a su espacio pero también vender las obras para pagar los gastos del negocio. Sin embargo, si las obras no se venden o si los estudiantes no ven retribución a sus intereses en la oferta cultural, el carácter ecológico de ese mundo tambalea, pues la no satisfacción de sus necesidades rompe con los elementos cooperativos subyacentes o con el flujo de conocimientos, actividades y materias. Esto puede causar la desaparición de algunos roles o, en casos más extremos, la crisis de ese mundo del arte.

§6GGuardar marcapáginas Por su parte, debido a su foco en los entrecruzamientos entre la sociedad, la cultura y la tecnología, las prácticas de las humanidades digitales, entendidas en su sentido más amplio, pueden involucrar el trabajo conjunto de diferentes personas con habilidades, conocimientos, intereses y sensibilidades variadas: humanistas, científicas, técnicas, activistas, artísticas, etc. En este sentido, los proyectos enmarcados en las humanidades digitales tienden a encontrar propósitos conjuntos en medio de la diferencia individual de sus participantes. Trabajar en un campo que mezcla algoritmos, interfaces, interconexiones en red, etc. con los propósitos de la conservación de la memoria, la interpretación y apreciación de la cultura, y, en general, la construcción del sentido de lo humano, necesita de una serie de habilidades que, idealmente, circulan en sujetos diversos con perspectivas diferentes pero sobre un terreno común de sensibilidades y conocimientos similares.

§7GGuardar marcapáginas Resonante con esta idea, la profesora y miembro del comité de base de la Red Colombiana de Humanidades Digitales, María José Afanador, afirma en nuestra entrevista: "mi práctica ha puesto la colaboración en el centro de la manera como estoy asumiendo los proyectos y la forma en la que me estoy parando en el campo. Colaboraciones intergeneracionales, interdisciplinarias y trasnacionales, de diferentes índoles en diferentes capacidades. No solamente mi investigación, parte de mi proyecto es esta gestión de comunidades de colaboración más amplias"6«Entrevista a Maria José Afanador», 3 de septiembre de 2021.. Así, estudiar las humanidades digitales como mundo del arte es una perspectiva que pone de relieve estos principios que ponen a la participación y la colaboración como centro.

§8GGuardar marcapáginas Las humanidades digitales funcionan por el entrelazamiento de distintos roles, algunos establecidos y otro novedosos. Por ejemplo, en un sentido más bien crítico, Stephen Papson7Stephen Papson, «Scholars, Intellectuals, and Bricoleurs», Arts and Humanities in Higher Education 13, n.º 4 (octubre de 2014): 377-94, https://doi.org/10.1177/1474022213487951. asegura que, además de los roles humanísticos tradicionales del académico —o scholar— y el intelectual, las humanidades digitales introducen un rol llamado bricolér —esta sería mi traducción del término bricoleur usado por Papson—. El académico, en esta clasificación, representa al rol que juiciosamente estudia un dominio particular de la cultura humana o que se encarga de velar por el trabajo y existencia de alguna institución humanística: un bibliotecario que cura cuidadosamente una colección, una historiadora que examina exhaustivamente un tema específico a través de sus documentos. El intelectual, por su parte, representa al rol que mueve las fronteras de la discusión y el estudio humanístico, principalmente a través de poner en la opinión pública su pensamiento en libros, entrevistas, conferencias, obras creativas, etc. Finalmente, el bricolér, la aparentemente nueva adición en el campo, es un rol que fabrica cosas con lo que tiene con el fin de resolver problemas concretos; en el caso de las humanidades digitales, monta sitios web, programa algoritmos, construye corpus, escanea documentos, crea listas de correo, organiza eventos, reúne partes interesadas.

§9GGuardar marcapáginas El bricolér puede representar una oportunidad para construir infraestructuras y herramientas para las humanidades en el mundo digital, pero también, como lo advierte Papson, puede restringir la práctica humanística a actividades formulaícas en medio de la precariedad: matrices de evaluación, formatos preestablecidos de investigación, softwares limitados que obligan a leer de determinadas maneras. Para la visión más optimista de las generative humanities, o humanidades generativas, propuesta por Anne Burdick y sus colegas8Anne Burdick et al., eds., Digital Humanities (Cambridge, MA: MIT Press, 2012)., en el presente existe una necesidad de hacer cosas al estilo bricolér: construir sistemas, aplicaciones, estándares, relatos y curadurías digitales, etc., además de producir conocimiento a través de medios como la investigación tradicional y las publicaciones académicas, pues los mundos digitales han transformado profundamente las maneras de construir y acceder al conocimiento así como las audiencias y sus modos de entender. Esto va en línea con apreciaciones como las de Gallini y Noiret, quienes afirman que los historiadores y otros humanistas se ven movidos por "nuevas profesionalidades", en las que deben aprender a comunicar y traducir los contenidos de sus investigaciones9Stefania Gallini y Serge Noiret, «La historia digital en la era del Web 2.0. Introducción al dossier Historia digital», Historia Crítica, n.º 43 (enero de 2011): 16-37, https://doi.org/10.7440/histcrit43.2011.03.. La velocidad y el volumen de la computación y de internet requiere unas prácticas igualmente ágiles para potenciar la interpetación, el acceso y la difusión de la cultura.

§10GGuardar marcapáginas El académico, el intelectual y el bricolér representan tres tipos de actividades esenciales: la investigación, la comunicación y la construcción de infraestructuras en el campo, que son, podríamos decir, los andamios básicos de las comunidades de humanidades digitales. No obstante, como veremos en secciones posteriores, existen más roles circulando en el sistema, más invisibles pero igualmente importantes, que ayudan a configurar un entramado comunitario complejo. También encontramos activistas, estudiantes, profesores, gestores, donantes, audiencias, y muchos más, así como instituciones como universidades, museos, bibliotecas, organizaciones, asociaciones y redes. Entre sí, dan forma a un entramado en el que los temas de investigación se soportan en infraestructuras de software computacional, o la divulgación se soporta en apoyos de instituciones educativas como las universidades, por nombrar un par de ejemplos. El mundo de las humanidades digitales se superpone, como hemos visto, entre el mundo de la tradición humanística y el mundo de las tecnologías digitales. La conjunción entre motivaciones e incentivos, además, mantiene la estructura de este, como todos los mundos: la construcción, acceso y divulgación de nuevo conocimiento humanístico, la expresión creativa a través de tecnologías digitales, el avance personal en una carrera académica, etc.

§11GGuardar marcapáginas Adicionalmente, los roles en las humanidades digitales y el desarrollo de sus actividades, por su naturaleza colaborativa, se dan dentro de comunidades particulares, que pueden ser tanto instituciones formales como comunidades de práctica, una unión entre las dos, o un híbrido: podemos pensar las bibliotecas, universidades, mundos editoriales, grupos activistas, grupos de interés, asociaciones, centros educativos, espacios creativos, laboratorios, hackerspaces, etc., como espacios comunitarios con diferentes niveles de instucionalización y formalización, en el sentido de un establecimiento de reglas, hilos narrativos, horizontes epistemológicos, tradición e identidad propia, disciplinamiento y autocategorización de sus alcances, fuentes de financiamiento, o dependencia con respecto a otras instituciones.

§12GGuardar marcapáginas El tipo de comunidad y sus dinámicas definen los intereses, límites y posibilidades de los proyectos que puede realizar, y también la serie de necesidades que deben ser resueltas por las personas que hacen parte de ella. Así, en ocasiones, la misma persona puede enactuar varios roles al tiempo o cambiar de uno a otro de acuerdo con los problemas y oportunidades que se le presentan, o puede que, si las circunstancias lo permiten, haya roles distribuídos entre múltiples personas. Un rol, entonces, no es una persona concreta sino un tipo de actividades en cumplimiento de unos propósitos, si seguimos la definición de la semiótica agentiva10Douglas Niño, Elementos de semiótica agentiva (Bogotá: Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, 2015).. Digamos, una filóloga puede suspender su trabajo erudito para construir un escáner autogestionado que le permita preservar adecuadamente una colección digital, puede tejer redes con otras comunidades para adquirir los conocimientos que necesita para construir el escáner, y eventualmente, puede difundir públicamente sus ideas acerca de todo el proceso y la filosofía de su práctica. Sería, en otras palabras, una filóloga académica, intelectual y bricolér; tres roles en momentos distintos. Sin embargo, para que su proceso sea más significativo, duradero y fructífero, deberá establecer relación con otros en una comunidad con agentes que también enactuarán roles apropiados.

§13GGuardar marcapáginas Podríamos decir entonces que una humanista digital puede conjugar cada uno de los roles mencionados antes, u otros más, y, aunque puede centrarse en alguno, tiene la sensibilidad para reconocer la importancia de todos ellos y para estar dispuesta a colaborar con otras personas con afinidades similares. Así, por ejemplo, como afirma Ernesto Priego: "cuando hablamos de recursos en línea, en humanidades digitales u otras disciplinas, tu recurso no será usado porque está ahí, uno debe construir la cosa y también la comunidad (de hecho, cada vez más, la 'cosa' y la 'comunidad' terminan siendo lo mismo)"11Ernesto Priego, «Can the Subaltern "Do" DH? A Reflection on the Challenges and Opportunities for the Digital Humanities», Global Debates in the Digital Humanities, ed. Domenico Fiormonte, Sukanta Chaudhuri, y Paola Ricaurte (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2022), 31.. Desde un punto de vista similar, en nuestra conversación, Glen Layne-Worthey afirma que en su facultad de Ciencias de la información en la Universidad de Illinois, "el ideal es contratar una estudiosa de Shakespeare con experticia en humanidades digitales"12«Entrevista a Glen Layne-Worthey», 27 de febrero de 2023.. Es decir, alguien con la sensibilidad para entender las particularidades de un campo de estudio y del mundo digital, y para trabajar con otros que entiendan el dominio cultural y tecnológico compartido.

§14GGuardar marcapáginas Dicho esto se hace evidente que es esencial continuar indagando cómo se forman las comunidades de humanidades digitales en América Latina, cómo se desenvuelven sus roles, cuál es la relación entre las asociaciones formales e informales, en el sentido Latouriano de una dinámica de ensamblaje y desvanecimiento, así como de navegación de las controversias, y explorar qué oportunidades y líneas de trabajo hay que profundizar para que las prácticas, bajo los propósitos establecidos por las propias comunidades, sean significativas, duraderas y fructíferas. La formación de comunidad configura entonces una dimensión adicional de tensiones en el campo, pues esta condición colaborativa y diversa de las humanidades digitales puede producir efectos como una ruptura virtuosa de las barreras disciplinares —transdisciplinar, antidisciplinar o indisciplinadamente—, pero también producir condiciones de precariedad y problemas de sostenibilidad en el desarrollo de proyectos o en la formación de la propia comunidad.

7.1.2. Sistemas autoorganizados

§15GGuardar marcapáginas En segundo lugar, la visión de comunidad que planteo en este capítulo se basa en una visión cibernética. La cibernética es, en términos generales, el estudio de los sistemas y su control13William Ross Ashby, An Introduction to Cybernetics. (New York,: J. Wiley, 1956), https://doi.org/10.5962/bhl.title.5851.. Sin embargo, hay que aclarar aquí que con control no se refieren a la visión negativa y opresiva comúnmente asociada al control social, sino a los principios organizativos, emergentes, autorregulados de esos sistemas. De hecho, la cibernética es la ciencia precursora de los sistemas computacionales que usamos hoy en día, y de las ciencias de la complejidad que estudian patrones emergentes en agregados de muchas partes que interactúan. Particularmente, si readaptamos la teoría cibernética de la autopoiesis propuesta por Humberto Maturana, Francisco Varela y Ricardo Uribe14F. G. Varela, H. R. Maturana, y R. Uribe, «Autopoiesis: The Organization of Living Systems, Its Characterization and a Model», Biosystems 5, n.º 4 (1 de mayo de 1974): 187-96, https://doi.org/10.1016/0303-2647(74)90031-8; Humberto R Maturana, Francisco J. Varela, y Stafford Beer, Autopoiesis and Cognition: The Realization of the Living (Dordrecht: Reidel, 1980). —inicialmente usada para entender sistemas biológicos pero extendida a otros tipos de sistemas, por ejemplo, a la sociología por Niklas Luhman15Niklas Luhmann, Organización y decisión: autopoiesis, acción y entendimiento comunicativo (Barcelona: Anthropos, 2005).— podríamos decir que las comunidades son autopoiéticas porque cambian su organización en el tiempo manteniendo su estructura. En otras palabras, cambian constantemente los elementos que las componen aunque mantienen su identidad, o se disuelven si se distorsiona la coherencia de esa estructura o si no son diferenciables del entorno y de otras entidades.

§16GGuardar marcapáginas En el problema que nos ocupa, la identidad de la comunidad de humanidades digitales en América Latina está dada por su propia coherencia interna, por interacciones con otras comunidades, y las fuerzas que la atraviesan, que se modulan como el envoltorio que mencionamos en el capítulo 4, son los detonantes de los cambios de organización. Si es robusto, las tensiones por sí mismas no destruyen el sistema, sino que pueden ser asimiladas como perturbaciones dentro de él —detonan lo que los cibernéticos llamarían la homeostasis, o el sostenimiento del equilibrio ante el cambio— y pueden como efecto producir formas de deriva estructural, o sea, adaptaciones y fijaciones particulares de rasgos o formas de acción en el sistema. En otras palabras, las tensiones de las humanidades digitales son los factores que propician una evolución que le da su estilo y sus maneras, por decirlo así. Aunque, por supuesto, en casos más dramáticos pueden romper con la estructura y finalmente acabar con la comunidad.

§17GGuardar marcapáginas Este planteamiento es afín al concepto de asociaciones Latouriano que da lugar al mapa multidimensional que orienta esta disertación; la comunidad de humanidades digitales tiene muchas tensiones, como las que hemos desarrollado y continuarán en los próximos capítulos, pero se deben en buena medida a su dinamismo como comunidad. Su simultáneo movimiento y permanencia es lo que justifica este estudio y el intento por definir líneas de trabajo.

§18GGuardar marcapáginas Dicho lo anterior, aquí vale la pena introducir otro concepto que proviene originalmente de la biología: la sostenibilidad. Aunque el término originalmente hacía referencia al mantenimiento de la estabilidad y capacidad de un sistema ecológico haciendo un uso dispensado y renovable de sus recursos16World Commission on Environment and Development, ed., Our Common Future (Oxford ; New York: Oxford University Press, 1987)., en el presente es común hablar de sostenibilidad en otros campos, como las organizaciones y los sistemas sociales. Una comunidad sostenible, siguiendo el marco conceptual que hemos construido hasta ahora, es una en la que su estructura está involucrada en un sistema de retroalimentación beneficiosa para ella misma.

§19GGuardar marcapáginas En el caso de las humanidades digitales estaríamos hablando de una comunidad sostenible si se cumplen múltiples factores internos y externos que la benefician: existen agentes que ocupan los roles que se requieren para su realización, así como motivaciones y retribuciones —de distintas naturalezas— por el trabajo de tales agentes; existen materias primas e infraestructuras para que esos agentes realicen las actividades apropiadas; y la propia constitución de la comunidad produce efectos que no serían posibles por el simple trabajo de individuos desagregados. La simulación que presento en el interactivo 11 a continuación es una representación del mantenimiento estructural del mundo de las humanidades digitales como sistema internamente sostenible. La simulación sirve como ejercicio para visualizar la interdependencia entre distintas partes de una comunidad en red.

Interactivo 11. Una simulación que ejemplifica el estado equilibrado (pero frágil en este caso) e interdependiente de una subcomunidad de humanidades digitales como sistema cibernético. Pruebe hacer clic en alguno de los nodos para eliminarlo de la red e introducir un desequilibrio.

§20GGuardar marcapáginas Hablando en términos más concretos, hay en efecto una serie de agentes en las humanidades digitales en América Latina que han enactuado distintos roles y que le han dado forma a la comunidad. La red de menciones de X (antes Twitter) que presento a continuación (interactivo 12) es un buen indicio de la organización de esa comunidad y de redes de comunicación que dan pistas de su cohesión. La red muestra el componente gigante que contiene los perfiles que mencionan a otros en un corpus de 79380 tuits que usaron los términos "humanidades digitales" y "humanidades digitais" entre 2015 y 2022. Los colores de la red definen 55 comunidades detectadas algorítmicamente (resolución 1.0) usando el algoritmo de modularidad de Blondel17Vincent D Blondel et al., «Fast Unfolding of Communities in Large Networks», Journal of Statistical Mechanics: Theory and Experiment 2008, n.º 10 (9 de octubre de 2008): P10008, https://doi.org/10.1088/1742-5468/2008/10/P10008. que proporciona el software de análisis de redes Gephi. Como se observa en la visita guiada del interactivo de la red, la comunidad está conformada por nodos de múltiples países conectados entre sí, tiene nodos que cumplen roles organizativos o de influencia importantes, y hay una amalgama entre instituciones e individos. De esta forma, la red da cuenta de un mundo del arte rico y complejo, con múltiples subdivisiones pero también interdependencias transversales.

Interactivo 12. Una red de menciones de usuarios de Twitter (ahora X) que publicaron tuits con los términos "humanidades digitales" y "humanidades digitais" entre el 2015 y el 2022. La red permite hacerse una idea de las conexiones nacionales y transnacionales entre distintas comunidades.

§21GGuardar marcapáginas Siguiendo con la metáfora ecológica y cibernética de comunidad, y manteniendo la visión de que una comunidad no es intrínsecamente buena ni mala, sino un entramado de propósitos comunes, podemos estudiar la comunidad de humanidades digitales dentro de sus propios términos. Concretamente, podemos estudiarla desde tres aspectos particulares:

  • Cuáles son los procesos significativos que hacen que las personas, actuando roles concretos, mantengan sus actividades y no abandonen el sistema, debilitando su cohesión. En otras palabras, qué motiva a las personas dentro del campo de humanidades digitales a participar en él.
  • Cómo se logran, o no, acciones duraderas y sostenidas dentro de la comunidad de una forma que mantenga la estructura del campo de las humanidades digitales a pesar de los cambios de organización, y cómo se definen cursos de acción futuros que continuarían esa tendencia. Además, qué oportunidades y dificultades se encuentran en el camino.
  • Finalmente, cómo amplía la agencia colectiva la existencia de la comunidad. Es decir, cómo el agregado de relaciones de este mundo del arte de las humanidades digitales en América Latina produce efectos que no se podrían lograr por el trabajo de individuos dispersos.

En los apartados que siguen, me centraré en cada uno de estos aspectos.

7.2. Procesos significativos

§22GGuardar marcapáginas Para hablar de procesos significativos es necesario preguntarse qué buscan las personas que participan en la comunidad de humanidades digitales en América Latina. Aunque es difícil reducir una pregunta tan amplia a unas ideas concretas que sean generalizables, aquí propongo usar como punto de referencia la categorización de motivaciones e incentivos establecida por Puffer y Meindl18Sheila M. Puffer y James R. Meindl, «The Congruence of Motives and Incentives in a Voluntary Organization», Journal of Organizational Behavior 13, n.º 4 (julio de 1992): 425-34, https://doi.org/10.1002/job.4030130409. al respecto de la formación de comunidades voluntarias. Para estos autores, las motivaciones pueden clasificarse como normativas, racionales y afiliativas, cada una movida por tipos de incentivos particulares:

§23GGuardar marcapáginas "Las motivaciones normativas están basadas en sentimientos de altruismo, tales como el deseo de ayudar a otros o la organización sin considerar los beneficios personales que se obtendrán. Los incentivos normativos toman la forma de símbolos rituales como informar a la persona que la tarea que están ejecutando se hace por una buena causa. Las motivaciones racionales están basadas en la búsqueda del interés propio, como el avance profesional. Los incentivos racionales son recompensas materiales, como las habilidades adquiridas en una posición voluntaria que pueden servir al avance profesional. Las motivaciones afiliativas reflejan el deseo de identificarse con un grupo y formar lazos afectivos con otros. Los incentivos afiliativos incluyen actividades y ceremonias formales"19Ibid., 425. (énfasis mío).

§24GGuardar marcapáginas Si recordamos el modelo de los mundos del arte beckerianos veremos que esta categorización de Puffer y Meindl es útil para definir las causas que originan el entramado de una comunidad. En la muestra que tengo a mi disposición como producto de la investigación que fundamenta esta disertación, la gran mayoría de las personas que entrevisté para este proyecto tienen una historia de origen en las humanidades digitales que encaja en estas categorías de varias maneras:

§25GGuardar marcapáginas Por un lado, aunque provienen de una formación basada en las humanidades, la comunicación, las artes y las ciencias sociales, han tenido un acercamiento y una curiosidad por la computación, las máquinas, la internet, o lo digital en general desde la juventud o ha aparecido como una necesidad en los desarrollos de sus carreras investigativas. Por ejemplo, el filósofo Ernesto Priani hace alusión a su afición por los videojuegos y su posterior trabajo en publicidad digital en conjunción con su carrera como filósofo20«Entrevista a Ernesto Priani», 30 de abril de 2021.; Jairo Melo y Zoe LeBlanc al desarrollo web y la reparación de computadores como formas de trabajo y sostenimiento económico en sus carreras tempranas, en paralelo a su formación académica como historiadores21«Entrevista a Jairo Melo», 16 de septiembre de 2022; «Entrevista a Zoe LeBlanc», 4 de abril de 2023.; el literato Alex Gil menciona su sueño de carrera de "construir una biblioteca digital de la literatura caribeña" y la necesidad de aprender a programar para lograrlo22«Entrevista a Alex Gil», 21 de febrero de 2023.; y los estudiosos de los libros y los archivos Isabel Galina, Antonio Rojas Castro, y Ania Hernández mencionan su involucramiento temprano con proyectos de conservación y edición cultural digital desde las ciencias de la información23«Entrevista a Ania Hernández Quintana», 8 de octubre de 2021; «Entrevista a Isabel Galina», 3 de septiembre de 2023..

§26GGuardar marcapáginas Mi caso es similar. Como narro en la historia presentada en la introducción, fue justamente la combinación entre inquietudes tecnológicas con mi práctica artística y mi investigación semiológica la que me llevó a preguntarme por los problemas de los que trata esta disertación. Para mí y para muchas de las personas entrevistadas, esos intereses han terminado por confluir y por encontrar puntos de contacto que vale la pena perseguir como proyecto intelectual. De ahí que la conjunción humanidades-digitales sea una extensión de las búsquedas personales de cada participante o de la irrupción de la tecnología como alternativa para sus metas académicas e investigativas. Esta es una motivación racional que se satiface con la adquisición de nuevo conocimiento o la oportundad para la realización de prácticas creativas. Las formas en las que esta motivación se incentiva pueden ser muchas, y están en relación con los modos de relacionamiento con lo digital planteados en el capítulo 6: por ejemplo, las visiones instrumentales de la tecnología computacional, la interpretación de lo digital como fenómeno cultural, o distintas formas de activismo. Adicionalmente, existen otros incentivos racionales, especialmente el avance de una carrera profesional anclada a alguna gran institución humanística, como las universidades, los museos, los archivos o las bibliotecas, pero este avance está íntimamente ligado con el interés intelectual o, como veremos, con motivaciones altruistas y afiliativas.

§27GGuardar marcapáginas Por otro lado, muchas de las personas entrevistadas afirmaron que, aunque ya venían explorando esas curiosidades en distintos niveles, fue justamente cuando descubrieron comunidades más amplias —y que se reconocían a sí mismas como de humanidades digitales— que decidieron conformar subcomunidades propias para profundizar el aprendizaje o los proyectos. Es decir, decidieron que valía la pena el esfuerzo autoorganizativo porque podría eventualmente llevar a prácticas más duraderas y complejas, así como al descubrimiento de proyectos y mentes afines. Recordando la cita de Priego que referenciamos al inicio del capítulo24Priego, «Can the Subaltern "Do" DH? A Reflection on the Challenges and Opportunities for the Digital Humanities»., descubrieron que, para poder llevar a cabo sus propias curiosidades e intereses, era no solo útil sino necesario asociarse con otras personas para sofisticar la investigación, las herramientas y las discusiones.

§28GGuardar marcapáginas En otras palabras, formar la comunidad propiamente hablando también se convirtió en un propósito. La linguista y coordinadora del grupo de interés R Ladies Riva Quiroga comenta lo siguiente, por ejemplo: "en esa búsqueda de herramientas de cómo analizar textos de repente apareció esto de que había un área que se llamaba humanidades digitales, y que ahí estaba la gente que le gustaban los computadores y los libros al mismo tiempo. Y fue bien interesante descubrir que esto que para mí siempre había sido algo que había hecho en solitario tenía una etiqueta, y como tenía una etiqueta uno podía buscar más de eso"25«Entrevista a Riva Quiroga», 9 de febrero de 2022.. La filóloga y coordinadora de la Red Argentina de Humanidades digitales Gimena del Rio referencia una experiencia similar: "todo el mundo empezó a tratar de aggiornarse, con intereses evidentemente en la investigación, pero era más una cosa de decir: 'uy, estuvimos haciendo esto todo este tiempo y se llamó humanidades digitales'. De ahí surgen las asociaciones"26«Entrevista a Gimena del Rio», 17 de mayo de 2021..

§29GGuardar marcapáginas De hecho, como narra Antonio Rojas Castro, muchas de las comunidades surgieron como una especie de masa crítica y contagio a partir del contacto personal y el trabajo en red: "justamente hacia 2010 -- 2011 en España, donde yo residía entonces, en Barcelona, se fundó esta Asociación de Humanidades Digitales [Hispánicas]. Entonces fue en realidad una coincidencia muy afortunada, porque por un lado, en 2011, yo empezaba a querer saber y a leer sobre estos temas, y a poner en práctica lo que era el proyecto de doctorado que empecé en 2011 y acabé en 2015. Es decir que por estos años ya estábamos trabajando en esto. Pero hubo una serie de accidentes o hechos que pasaron: se fundaron varias asociaciones o redes de humanidades digitales en el ámbito hispánico, en Latinoamérica pero también en España"27«Entrevista a Antonio Rojas Castro», 3 de octubre de 2022.. De acuerdo con Isabel Galina, estas uniones en red se dieron por el encuentro virtuoso de personas que, aunque provenían de disciplinas distintas, tenían inquietudes similares: "cuando estábamos trabajando en el taller [de Recursos Digitales para las Humanidades], una de las cuestiones de ese taller era: 'hay otras personas como yo'. Hay otras personas que están tratando de usar cómputo, había como un sentimiento de que estaban aislados, que nadie entendía lo que estaban haciendo, que un poco el trabajo que hacían lo hacían como contra viento y marea, etcétera. Entonces, aunque algunos eran de historia y otros de lingüística y otros de filosofía, o sea, venían de distintas áreas de humanidades, las problemáticas y los intereses eran muy similares"28«Entrevista a Isabel Galina»..

§30GGuardar marcapáginas Así, aquí se combinan motivaciones normativas y afiliativas, pues algunas personas participan dentro de la comunidad por razones altruistas, construyendo elementos organizativos que pueden ser usados por otras personas, o por razones de asociación, contruyendo en conjunto un horizonte epistemológico de lo que son o deben ser las humanidades digitales debido a que consideran que el trabajo colaborativo puede ser mas provechoso que el trabajo aislado, al respecto, Rodríguez-Yunta afirma que: "ante todo hay que ver a las DH como una gran oportunidad en la que actuar colectivamente"29Luis Rodríguez-Yunta, «Ciberinfraestructura Para Las Humanidades Digitales: Una Oportunidad de Desarrollo Tecnológico Para La Biblioteca Académica», El Profesional de la Informacion 23, n.º 5 (1 de septiembre de 2014): 457, https://doi.org/10.3145/epi.2014.sep.01..

§31GGuardar marcapáginas Aunque existen infinitos matices y derivaciones, y por supuesto muchas personas excluidas de la muestra de entrevistas que realicé, podríamos decir que para las personas que participan en las humanidades digitales en América Latina son propósitos importantes: satisfacer una curiosidad por el mundo digital, aprovechar esa curiosidad para la indagación de temas humanísticos y artísticos o para hacer una crítica a las culturas digitalizadas, avanzar sus carreras profesionales, y organizarse en conjunto para poder llevar a cabo esas prácticas, así como encontrar proyectos similares que son afines a sus inquietudes. Adicionalmente, a pesar de que existen propósitos como la profundización de una carrera académica o laboral, o la obtención de recursos económicos, que son intenciones igualmente válidas y significativas, podemos afirmar que el aspecto intelectual en conjunción con la técnica digital es importante para esta comunidad. Si no lo fuera, los agentes simplemente buscarían otros lugares con retribuciones más estables, con desarrollos más definidos y probados, y con mayores aspiraciones económicas.

§32GGuardar marcapáginas Un proceso significativo es aquel en el que las personas involucradas encuentran valor suficiente para dedicar parte de su tiempo y su trabajo, y las humanidades digitales contienen muchos de ellos. Un ejemplo concreto, que puede darnos una idea más cercana de la conjunción entre motivaciones e incentivos, es el del trabajo de escaneo, digitalización y transcripción de documentos históricos de la Fundación Histórica Neogranadina (FHN). Como cuentan Afanador-Llach y Lombana-Bermudez al respecto del desarrollo del proyecto de esta fundación, "al momento de iniciar, participantes en el proyecto de catalogado colaborativo de FHN manifestaron un rango diverso de motivos, como adquirir habilidades, construir redes, y aprender de historia y humanidades digitales. Algunos querían perfeccionar sus habilidades en paleografía e investigación histórica o expandir su red profesional. Un participante dijo:"quisiera poner en práctica el pequeño conocimiento que tengo sobre paleografía, así como pertenecer a una red de paleógrafos". También había intereses altruistas como ayudar a preservar el patrimonio cultural nacional, y contribuir al desarrollo de las humanidades digitales"30María José Afanador-Llach y Andres Lombana-Bermudez, «Developing New Literacy Skills and Digital Scholarship Infrastructures in the Global South. A Case Study», Global Debates in the Digital Humanities, ed. Domenico Fiormonte, Sukanta Chaudhuri, y Paola Ricaurte (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2022), 233..

§33GGuardar marcapáginas No obstante, como nos lo muestra también este ejemplo, las motivaciones pueden disminuir debido a distintos problemas de incentivos: "mientras el proyecto avanzaba, fue un reto mantener el nivel inicial de compromiso, dadas las demandas de tiempo, la complejidad de las tareas, y otros compromisos de los participantes. Luego de un año, más de la mitad de los participantes dejó de contruibuir activamente: incluso los líderes del proyecto redujeron el tiempo dedicado a emails y publicaciones en Facebook"31Ibid.. Los apartados restantes de este capítulo examinarán el delicado equilibrio de la constitución de comunidades de humanidades digitales en América Latina y líneas de trabajo para promover su sostenibilidad en términos la construcción de acciones duraderas y sostenidas, y la ampliación de la agencia a través de la asociación y la institucionalización.

7.3. Acciones duraderas y sostenidas

§34GGuardar marcapáginas Entendido de forma amplia, y desde la visión del filósofo John Searle32John R Searle, La construcción de la realidad social (Barcelona: Paidós, 2004)., un hecho institucional es la fundación de una realidad social, es decir, la creación de hechos —facts— a partir de su uso y reconocimiento por parte un grupo de personas. Una realidad social es, justamente, real y efectiva en la medida en la que un grupo de personas cree en ella y la enactúa como real, o en otros términos, la funda. Estas realidades sociales delimitan compromisos, formas de actuar y convenciones sociales que tienen efectos concretos en las vidas de las personas. Tal vez los ejemplos más comunes de institucionalización en el sentido de Searle son la policía como asignación social del uso legítimado de la fuerza, y la Iglesia como validadora del matrimonio a través un rito simbólico. En ambos casos, tanto la policía como la Iglesia existen porque un grupo de personas reconocen su existencia, voluntariamente o no, y responden a o son afectadas por las realidades sociales que se instituyen con ellas.

§35GGuardar marcapáginas De forma similar, en el caso de las humanidades digitales, derivado de los procesos significativos buscados por los agentes de la comunidad, se han conformado espacios de organización y participación diversos y prácticas que se vuelven convencionales dentro de esos espacios y conforman realidades sociales propias. Así, en América Latina hoy existen múltiples asociaciones, redes, medios de divulgación y discusión, proyectos educativos, semilleros, laboratorios y exploratorios, programas gubernamentales y no gubernamentales, etc. con diversos grados de relación con las temáticas de las humanidades digitales; algunos se dedican exclusivamente a ellas, otros las tocan de forma tangencial. Todos ellos son efectos de la comunidad organizándose para extender su propia agencia por medio de distintas formas de institucionalización.

§36GGuardar marcapáginas En un estudio semiótico que realicé previamente33Sergio Rodríguez, «Recurrences and Human Agential Meaning Grounding: Laying a Path in Walking», Biosemiotics 9, n.º 2 (agosto de 2016): 169-84, https://doi.org/10.1007/s12304-016-9267-2., y que guarda relación con la teoría de Searle y con las teorías cibernéticas y enactivas, examino cómo la creación institucional es un proceso recurrente que cobra sentido a partir de la conformación de una historia de interacciones previas, y cómo esas interacciones definen propósitos y compromisos que dan lugar a formas de sentido futuras; es decir, un horizonte epistemológico y semiológico. En una dinámica de este estilo, las propias comunidades de humanidades digitales conforman instituciones con recurrencias propias que definen caminos posibles en la medida en la que actúan y crean su propia historia y sus propias historias en el sentido narrativo. Justamente, parte de la intención en la creación de una institución es definir esos caminos, pues su propósito general es fundamentar acciones duraderas y sostenidas, y para hacerlo deben fortalecerse como instituciones y solidificar sus realidades sociales.

§37GGuardar marcapáginas Así, por ejemplo, las universidades que ofrecen programas de pregrado o posgrado en humanidades digitales operan como instituciones que tienen el poder, otorgado por su realidad social, de certificar la competencia de sus egresados en el tema, pero también configuran tradiciones y horizontes epistemológicos para la práctica en el futuro. O las redes, que aunque no están reguladas por políticas estatales brindan un soporte de legitimidad para hacer proyectos y eventos, lo pueden hacer a partir del proceso de institucionalización que surge de la propia asociación de sus miembros. En ese sentido, podemos ver que se conforman agentes institucionales con una agencia expandida, es decir, con una capacidad para actuar que va más allá de la de los individuos concretos.

§38GGuardar marcapáginas De este modo, la institucionalización tiene distintas maneras de organización y regulación; sus mecanismos autopoiéticos, si se quiere. Si las personas tienen personalidad, las instituciones tienen institucionalidad: una especie de ADN que define su estilo, funcionamiento, reglas y alcances. Como parte de esa institucionalidad podemos pensar en un gradiente de formalidad e informalidad, es decir, distintos grados de independencia, aplicación de reglas y obligaciones.

§39GGuardar marcapáginas Por ejemplo, un hackerspace puede organizarse informalmente, sin jerarquías y de manera horizontal, y puede operar a partir de acciones voluntarias de su comunidad, a través de sujetos que ocupan roles provisionales y que se transforman rápidamente, mientras que una institución estatal como un museo se organiza formalmente porque depende de los recursos y la instrucción gubernamental, así como unos compromisos democráticos con el Estado. Un espacio educativo informal puede estar pensado para alfabetizar en herramientas digitales a un grupo de interés que asiste en la medida que su tiempo lo permite, mientras que un programa educativo formal —o reglado por el Estado—, tiene la finalidad de instruir y educar, pero también profesionalizar un campo bajo regulaciones definidas, y debe rendir cuentas en cuanto a su funcionamiento y estándar académico. Como veremos, tanto la formalidad como la informalidad tienen sus propias ventajas y limitaciones, y la existencia de instituciones de humanidades digitales de todo tipo configura una simbiosis necesaria y un juego homeostático del campo en general.

§40GGuardar marcapáginas En gran medida, en América Latina las actividades de las humanidades digitales han estado movidas por subcomunidades autoorganizadas en asociaciones o redes nacionales aunque no estatales. Los países precursores han sido México, Argentina y Colombia, pero, en años recientes, otros países, como Brasil, Cuba o Chile han hecho lo propio. En otras partes, como Uruguay, por el momento se han iniciado redes que no han tenido continuidad. Podríamos decir que estas redes han sido los focos que posteriormente han irradiado los conceptos y prácticas de las humanidades digitales a otras partes, pues han sido la puerta de entrada de los primeros humanistas digitales y el lugar para la consolidación de los conceptos del campo. Su papel ha sido fundamental, pues de ellas ha emergido una influencia que luego ha permeado a otras instituciones como los museos, las bibliotecas, las universidades y los programas gubernamentales, aunque, recursivamente, las primeras semillas de las redes han surgido de búsquedas de sujetos provenientes de estas propias instituciones, como se observa en algunos de los testimonios citados antes.

§41GGuardar marcapáginas Por ejemplo, en el artículo Humanidades digitales "a lo colombiche" escrito por María José Afanador Llach y sus colegas, un texto híbrido escrito a varias manos, se describe la institucionalidad de la Red Colombiana de Humanidades Digitales y su estrecho intercambio con universidades, archivos, museos y bibliotecas:

§42GGuardar marcapáginas "En Colombia es precisamente desde instituciones de la memoria y de la gestión del patrimonio cultural, como bibliotecas, archivos y museos, donde varios proyectos de digitalización y apropiación de la cultura digital comenzaron a proponer espacios y oportunidades para pensar y hacer con lo digital. Representantes del mundo de la academia convergieron luego en este interés, hasta que una todavía naciente comunidad terminó abrazando a las HD como campo integrador. De este abrazo nace en 2016 la Red Colombiana de Humanidades Digitales (RCHD). El diálogo entre disciplinas, instituciones, generaciones y apuestas culturales o políticas asociadas a lo digital ha sido un rasgo distintivo de la experiencia colombiana. La aglutinación de curiosos, practicantes y estudiosos de la cultura y lo digital, activistas, híbridos disciplinares y creativos de las más diversas artes ha generado una comunidad que entiende y practica las HD de forma abierta, interdisciplinaria y experimental"34María José Afanador Llach et al., «Humanidades Digitales "a Lo Colombiche": Cadáver Exquisito de La Red Colombiana de Humanidades Digitales», Revista de Humanidades Digitales 5 (25 de noviembre de 2020): 219, https://doi.org/10.5944/rhd.vol.5.2020.27837.

§43GGuardar marcapáginas Estas redes y asociaciones, que son instituciones en el sentido amplio definido antes, han trabajado para realizar distintos tipos de actividades autoorganizativas, y tienen un fuerte relacionamiento entre sí. Por ejemplo, el evento de la Semana HD que se produce desde 2022 entre las redes Mexicana, Argentina y Colombiana, es un ejercicio autogestionado en el que cada participante ofrece las infraestructuras para su evento, que luego de una revisión y aprobación se agrega al calendario general. El papel de las redes en la semana HD, como instituciones legitimadoras, ha sido el de ofrecer visibilidad y logística para la conjunción de distintos participantes, y en sus ediciones ha logrado reunir una diversidad de proyectos y funcionar como punto de encuentro. Por esto, no es exagerado decir que el poder institucional de las redes sirve como aglutinante para que la autogestión tenga un foco de atención centralizado, un soporte que moviliza las actividades de sus miembros a partir de una infraestructura tecnológica y social.

§44GGuardar marcapáginas Además de este efecto de foco, las redes han realizado proyectos propios, como la serie de libros académicos de la red Mexicana llamada Biblioteca de Humanidades Digitales y sus Encuentros de Humanistas digitales, las conferencias y la publicación de proceedings de la asociación Argentina, o el evento divulgativo Maratón HD, el blog y el Club de programación de la red Colombiana. Todos estos proyectos tienen un interés de continuidad en el tiempo y de solidificación del campo, y cada iteración previa define aciertos y mejoras para las siguientes versiones. De hecho, en ellos se manifiestan, a veces explícita, a veces implícitamente, las tensiones que se elaboran en esta disertación. Tanto es así que las actividades de las redes han funcionado como un aglutinante de las humanidades digitales en nuestro contexto, y han servido como referente para la creación de nuevas redes y programas educativos que se soportan en los aprendizajes previos para definir sus propias formas de institucionalización.

§45GGuardar marcapáginas Adicionalmente, se han conformado proyectos organizativos que son transnacionales pero que también siguen lógicas de red. El más saliente es, tal vez, Programming Historian, que comenzó como un portal web para la publicación de lecciones sobre métodos y herramientas digitales para el estudio de la historia, pero hoy se ha convertido en un lugar de referencia para las prácticas de otros campos de las humanidades; a pesar del nombre, sus alcances se han expandido a temas como los estudios literarios, la lingüística, la edición o la creación artística como medio para la investigación. Debido a la fundamental participación de varias editoras y gestoras latinoamericanas, Programming Historian cuenta con lecciones en español y portugués, que se suman a las lecciones en inglés y francés. El interés de Programming Historian como proyecto es la instrucción clara y eficaz de procesos metodológicos que involucran software y código de programación para la conservación, análisis y producción de objetos culturales, así, es una fuente de instrucción autodidácta importante en nuestro contexto.

§46GGuardar marcapáginas También existen espacios oficiales gubernamentales alrededor de las humanidades digitales, como el Centro de Cultura Digital en México que organiza actividades, laboratorios y espacios comunitarios alrededor de las reflexiones que detona la cultura digital y sus impactos en las sociedades contemporáneas; el Laboratorio de Humanidades Digitales del IIBICRIT de CONICET en Argentina; o las convocatorias de humanidades digitales en la Biblioteca Nacional de Colombia. Cada uno de estos espacios ofrece formas de financiación y organización, regulada por el Estado, a proyectos de humanidades digitales, lo que, a diferencia de las redes, está conectado con proyectos nacionales de investigación y educación. Estos centros permiten tanto modos de relacionamiento instrumentales con tecnologías digitales como espacios para explorar el marco crítico de las humanidades digitales.

§47GGuardar marcapáginas Además, existen programas educativos como diplomados, carreras de pregrado y maestrías que buscan profesionalizar las actividades de las humanidades digitales y establecer unos estándares de sus prácticas. Como se describió en el estado del arte, el número de programas académicos está en ascenso, y en los últimos años la oferta ha venido aumentando exponencialmente, lo que da cuenta de la necesidad de la formación de personas en humanidades digitales y un interés profesionalizante del campo. También existen cursos individuales que fundamentan temas de humanidades digitales en las universidades, como el precursor curso de Historia Digital de la profesora Stefania Gallini en la Universidad Nacional de Colombia, o los múltiples talleres y cursos instruidos por Riva Quiroga en universidades chilenas.

§48GGuardar marcapáginas Por otra parte, existen proyectos hacktivistas o de participación colectiva que encajan con el modo de relacionamiento de lo digital como resistencia. Por ejemplo, las Escuelas digitales campesinas de ACPO y el Archivo de Respuestas Emergencias de Puerto Rico, sobre los que elaboré en el capítulo 6, o el grupo de interés de código feminista R Ladies en Chile, del que hablaremos más en breve.

§49GGuardar marcapáginas Así queda claro el papel fundamental de las redes y proyectos organizativos en la constitución de las humanidades digitales en América Latina, pues son los medios que movilizan los diversos modos de relacionamiento con lo digital descritos en el capítulo 6, y construyen perspectivas que entienden el campo de las humanidades digitales como una indagación de los medios y las mediaciones. Por su importancia, sin embargo, no debemos dar por sentado la estabilidad de su funcionamiento, pues muchas de estas instituciones se han debatido entre distintas formas de organización y se han originado tensiones dentro de ellas acerca de las formas de garantizar la realización de acciones duraderas y sostenidas, o en otras palabras, de mantenerlas como instituciones. Aunque puede tomar muchos matices, en esa tensión podemos reconocer un movimiento ambivalente entre dos modelos: la comunidad de práctica y la institución formal.

7.3.1. Comunidades de práctica

§50GGuardar marcapáginas Por un lado, existe el modelo de comunidad de práctica, es decir, la asociación libre de agentes con propósitos comunes para la realización de una práctica de interés para ellos. Especialmente, llevar a cabo proyectos conjuntos como investigaciones, eventos, así como aprendizaje en conjunto. Como afirma Wenger-Trayber, "con el tiempo, el aprendizaje colectivo resulta en prácticas que reflejan tanto la búsqueda de nuestros propósitos como atender relaciones sociales. Esas relaciones son por lo tanto la propiedad de una comunidad creada con el tiempo por la búsqueda sostenida de un propósito común. Tiene sentido, entonces, llamar a esas comunidades, comunidades de práctica"35Étienne Wenger-Trayner, Communities of Practice: Learning, Meaning, and Identity, 18th printing, Learning En Doing Social, Cognitive, y Computational Perspectives (Cambridge: Cambridge University Press, 2008), 45.. La comunidad de práctica no requiere de una institución formal para su funcionamiento, pues depende principalmente del interés y el trabajo voluntario de sus miembros, y puede tener un carácter efímero, en el que la asociación solo se produce en el tiempo en el que la práctica de interés se realiza y así permite que se negocien unos mínimos compromisos adquiridos en la comunidad con los compromisos externos de cada participante. Visto así, estamos hablando de una asociación con un envolvente corto, que vuelve a aparecer esporádicamente según confluyen las motivaciones e incentivos.

§51GGuardar marcapáginas Por ejemplo, con respecto al grupo de interés R Ladies Chile, un grupo de participación alrededor del lenguaje de programación R con énfasis en la diversidad de género y el feminismo, Riva Quiroga, una de sus coordinadoras, comenta en nuestra entrevista:

§52GGuardar marcapáginas "Al menos desde mi experiencia en R Ladies, que funciona un poco así [como comunidad de práctica], me parece que es flexible, y un beneficio que yo le veo es que muchas veces quienes pueden participar de forma activa en este otro tipo de instancias más institucionalizadas son personas que tienen más resueltos temas socioeconómicos, o que no tienen labores de cuidado, o que no tienen responsabilidades que no les permiten presidir una organización. Entonces viendo el contexto yo creo que probablemente nos interesa más el tipo comunidad de práctica. O sea, que la gente pueda participar en la medida en que tenga el tiempo para hacerlo. Obviamente eso lo hace más inestable y limita un poco la posibilidad de tener financiamiento autónomo, pero el riesgo de hacerlo de la otra manera, que al menos yo he percibido en algunas instituciones, es que finalmente terminan siendo lideradas por personas que no tienen labores de cuidado, que vienen de contextos socioeconómicos más privilegiados, entonces terminan siendo organizaciones al final muy masculinizadas"36«Entrevista a Riva Quiroga»..

§53GGuardar marcapáginas De forma similar, en nuestra entrevista, Gimena del Rio manifiesta explícitamente que la Asociación Argentina de Humanidades Digitales sigue el modelo de comunidad de práctica:

§54GGuardar marcapáginas "nosotros nos seguimos manteniendo como una comunidad de práctica. La idea es que siga siendo así. Yo lo voy consensuando con la gente. Nosotros tenemos una especie de comité, somos los que armamos los eventos, hacemos las convocatorias, pero después tratamos de mantener la horizontalidad. Y el que se quiera acercar... sí, es una asociación argentina, pero si a vos te interesara sumarte a las acciones de la asociación podés proponer. Y lo vemos, como dice mi colega Virginia Brussa, como un laboratorio: lo armamos cuando tenemos ganas, cuando queremos hacer algo juntos, y después a lo mejor se cierra y cada uno sigue en sus propios proyectos. Eso me parece que también tiene un sentido interesante. Yo en los últimos tiempos desconfío mucho de las asociaciones que lo primero que piden es una membresía paga, ¿para qué?, ¿para qué recaudamos primero dinero?, ¿no habrá que pensar un montón de cosas antes?, para qué poner en funcionamiento los viejos dispositivos de las academias del siglo veinte, que eran: 'bueno, necesitamos dinero para hacer un evento presencial, llamar al buffet, que nos traigan el café, y no sé qué, no sé cuanto'"37«Entrevista a Gimena del Rio»..

§55GGuardar marcapáginas Un tipo importante de comunidad de práctica es la llamada comunidad de aprendizaje, o una comunidad que tiene como propósito construir conocimento a partir de la participación colectiva. Como afirma Billingham: "el elemento clave que diferencia a las comunidades de aprendizaje como modelo pedagógico (y lo relaciona con el concepto hermano de 'comunidad de práctica') es la idea de que el aprendizaje no es la adquicisión de conocimiento sino la participación en un proceso social"38Stuart Billingham, «Learning Communities and Tertiary Education», Towards Understanding Community: People and Places, ed. Christopher J. Clay, Mary Madden, y Laura K. Potts (Basingstoke: Palgrave Macmillan, 2007), 36.. En efecto, como se hace evidente en muchos de los ejemplos mencionados antes, las humanidades digitales en América Latina se han movilizado y dinamizado en una parte importante gracias al interés por el aprendizaje en conjunto y la necesidad de formación en herramientas digitales para su aplicación en proyectos de conservación de la memoria e interpretación y apreciación de la cultura. Al respecto, Afanador-Llach y Lombana-Bermúdez afirman que "al tiempo que adaptan el ethos de las culturas participativas y experimentan con nuevas formas de colaboración y producción de conocimiento entre pares, los proyectos de humanidades digitales pueden abrir espacios para que comunidades de aprendizaje prosperen"39Afanador-Llach y Lombana-Bermudez, «Developing New Literacy Skills and Digital Scholarship Infrastructures in the Global South. A Case Study», 234.. Siguiendo la lógica de la comunidad de práctica, la comunidad de aprendizaje no se ciñe a los compromisos de la educación reglada como realidad social institucional formalizada. Por el contrario, más que un interés profesionalizante, se construye a partir del aprendizaje mutuo que puede surgir del relacionamiento social y el intercambio de experticias. Es decir, como ideal, en la comunidad de aprendizaje, los roles de docente y estudiante mutan fácilmente o se hacen difusos.

§56GGuardar marcapáginas En la conversación que mantuvimos, Antonio Rojas Castro, quien fue editor de Programming Historian, reflexiona sobre el surgimiento del proyecto y la lógica subyacente a su organización como infraestructura tecnológica que fundamenta el trabajo de comunidades de aprendizaje:

§57GGuardar marcapáginas "La razón principal por la que yo me intereso por el proyecto de The Programming Historian era paliar la escasez de recursos didácticos, lo que impedía la formación informal, la formación autodidáctica. Como yo soy completamente autodidacta en todo, me parecía que era muy importante fomentar eso. Pero, bueno, yo creo que en los últimos años ya hay varias iniciativas y quizás la situación ya está mejor. De todas maneras me gustaría repetir la idea de que una cosa es la educación formal a nivel máster, que me parece necesaria, pero luego está la formación informal, autodidacta, no reglada, gratuita muchas veces. Y me parece que las dos son muy importantes. Y bueno, estamos en ello, tratando que todo esto mejore"40«Entrevista a Antonio Rojas Castro»..

§58GGuardar marcapáginas No obstante, a pesar de su ideal comunitario, horizontal y abierto, un inconveniente lógico que surge de la propia naturaleza de las comunidades de práctica es el de su sostenibilidad. Por su carácter efímero y por los compromisos informales que establece, requiere de fuertes motivaciones entre sus miembros, pues en su mayoría se deben al trabajo voluntario y no retribuido económicamente. En cierta medida, participar en una comunidad de práctica implica un salto de fe, es decir, una apuesta por un resultado buscado a pesar de la incertidumbre, como se intuye en las palabras de Rojas Castro citadas antes. El salto de fe como factor movilizador de la comunidad, como estructurador del mundo del arte de las humanidades digitales, es representativo de una altísima precariedad y un frágil equilibrio entre motivaciones e incentivos que se puede romper fácilmente. Así como la comunidad de práctica se une y desasocia esporádicamente, puede que nunca vuelva a rearmarse. En este sentido, una línea de trabajo importante para la consolidación de las humanidades digitales en América Latina es la reducción de la incertidumbre y el mejoramiento de los incentivos de la participación voluntaria, como elaboraremos en apartados posteriores.

§59GGuardar marcapáginas Por ejemplo, volviendo al caso del proyecto de digitalización de la Fundación Histórica Neogranadina mencionada antes, Afanador-Llach y Lombana-Bermúdez documentan: "la escasez de recursos humanos y financieros hicieron que el proyecto se soportara completamente en trabajo voluntario. Pero solo unos cuantos voluntarios que ya eran paleógrafos experimentados pudieron mantener el ritmo sin perder el ímpetu. Incluso los líderes del proyecto batallaron con mantener su compromiso, dado que tenían otras responsabilidades profesionales"41Afanador-Llach y Lombana-Bermudez, «Developing New Literacy Skills and Digital Scholarship Infrastructures in the Global South. A Case Study», 233.. Esta pérdida del ímpetu, como lo denominan, impide la realización de acciones duraderas y sostenidas y debilita el sistema organizativo del proyecto. Sin embargo, esta ha sido una forma de organización recurrente para las humanidades digitales en nuestro contexto, incluso en instituciones que aparentemente están formalizadas, como las universidades.

§60GGuardar marcapáginas En un sentido similar, y desde su experiencia personal como docente, Riva Quiroga es clara con respecto a la dicotomía que plantea el trabajo de las comunidades de práctica o de la organización semiformal en instituciones académicas que no cuentan con una planta estable para la formación profesionalizante:

§61GGuardar marcapáginas "puedo ser profesora ambulante, participar en los proyectos en la medida en que yo quiera, y proyectos en los que se cruzan estas cosas que a mí me interesan, pero obviamente eso tiene un lado negativo y es la no estabilidad laboral. Cuando no es semestre académico, o sea, vacaciones, es no tener trabajo. No son vacaciones en el sentido de que a uno le paguen las vacaciones. Entonces me parece que eso es un dilema, porque todavía no existe la posibilidad, al menos en Chile, no hay un programa de humanidades digitales y lo que están saliendo son diplomados. En los diplomados hacen clase los profesores ambulantes. No hay un curso de humanidades digitales en una carrera de pregrado. Ni siquiera que se llame humanidades digitales, pero se podría llamar, no sé, "métodos digitales de investigación", donde puedan participar estudiantes de historia y literatura; eso no existe. No existe ese espacio y creo que eventualmente a toda la gente que me pregunta qué voy a hacer después del doctorado les respondo: 'la verdad es que no sé'. Veo un poco ese dilema, trato de apuntar a tener una carrera estable y una posición en un departamento de lingüística que me aleje de esas otras cosas o asumo la incertidumbre y sigo mi vida de profe ambulante, que lo he hecho toda mi vida"42«Entrevista a Riva Quiroga»..

§62GGuardar marcapáginas El producto de la inestabilidad aludida por Quiroga es una condición de constante refundación de la institucionalidad, con la consiguiente pérdida de los aprendizajes adquiridos en las recurrencias previas. Si retomamos la terminología cibernética que adoptamos como marco para el entendimiento comunitario, podríamos decir que la inestabilidad de las comunidades de práctica es un riesgo para la efectiva deriva estructural, un concepto biológico similar a la autopoiesis. La deriva estructural, para Maturana y Varela43Humberto Maturana R. y Francisco J. Varela, El árbol del conocimiento: las bases biológicas del conocimiento humano (Buenos Aires: Lumen, 2003); Sergio Rodríguez Gómez, «Organización, Experiencia y Adaptación. Tres Conexiones Biosemióticas Entre El Pensamiento de von Uexküll y La Biología Enactiva de Maturana y Varela», Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia 21, n.º 43 (5 de noviembre de 2021), https://doi.org/10.18270/rcfc.v43i21.3365., es el cambio evolutivo producido a partir de la historia de interacciones previas de un organismocomo miembro de una especie, o en otras palabras, un espacio de exploración posible que surge gracias a las recurrencias previas, a la experiencia de vida adquirida por una población manifiesta en el proceso evolutivo.

§63GGuardar marcapáginas En la ecología de comunidades propuesta acá, una comunidad de práctica corre el riesgo de ser olvidadiza, de perder la ganancia de los rasgos adquiridos antes y por lo tanto de bloquear su propia deriva estructural, o su transformación evolutiva basada en adaptaciones previas. Una comunidad de práctica que se junta y desaparece en estado de incertidumbre, o un agente que juega un rol incierto, como una profesora ambulante, tiene más dificultad para realizar acciones duraderas y sostenidas porque la historia de su realidad social se difumina y los caminos futuros que plantea en su horizonte no se reconocen ni se propician con los fundamentos que merecen.

§64GGuardar marcapáginas La Red Colombiana de Humanidades Digitales (RCHD), como lo he observado en mi propia experiencia, es un ejemplo claro de esto, pues la pérdida del ímpetu de sus participantes la ha hecho refundarse de formas desmemoriadas, que borran la deriva estructural previa y produce un bucle de repetición del trabajo hecho antes, como lo manifiestan Afanador-Llach et al.:

§65GGuardar marcapáginas "Si bien la RCHD ha conectado a una comunidad de investigadores y creadores digitales de bagajes disciplinares, experiencias y sectores distintos, le ha sido difícil lograr incentivar a las personas a reconocerse en el campo de las HD y participar activa y autónomamente en la RCHD. Estas dificultades son quizás análogas a la manera en la que hemos construido este relato. Con el juego de cadáver exquisito juntamos miradas, experiencias y bagajes disciplinares diversos que necesitaron de un hilo narrativo articulador para construir un sentido. Es quizás la falta de hilos articuladores lo que nos falta para fortalecer los espacios de las HD en Colombia. Algunas pistas sobre dichas dificultades se encuentran en la falta de institucionalización y reconocimiento del campo y por ende de los pocos incentivos tanto académicos como profesionales para participar en el mismo. También se podría decir que la alfabetización digital de la comunidad de humanistas y científicos sociales en el país es aún limitada y los espacios para las colaboraciones interdisciplinarias en el contexto académico son escasos"44Afanador Llach et al., «Humanidades Digitales "a Lo Colombiche"», 230..

§66GGuardar marcapáginas Los hilos narrativos articuladores o los horizontes epistemológicos amplían la agencia colectiva de las instituciones, pero requieren de un trabajo de memoria, registro de los aprendizajes y conciencia sobre la institucionalidad que reposa en el trabajo voluntario y la satisfación de motivaciones a través de incentivos suficientes. Una de las finalidades de esta disertación es justamente introducir memoria para propiciar la deriva.

7.3.2. Instituciones formales

§67GGuardar marcapáginas Por otra parte, y como alternativa, existe el modelo de las instituciones formales, es decir, instituciones que adquieren compromisos y obligan con más vehemencia a sus participantes a ceñirce a ellos. Esa condición reglada les permite beneficios como financiación de instituciones estatales u organizaciones filantrópicas privadas. Son una realidad social más estricta que la comunidad de práctica. Sin duda, las grandes instituciones humanísticas de la universidad, el museo y la biblioteca suelen ser formales, al menos en su discurso, aunque también existen versiones informales mantenidades por comunidades de práctica.

§68GGuardar marcapáginas Por ejemplo, a diferencia de la comunidad de práctica de la asociación Argentina, la RedHD de México apunta a ser una institución formal, y se organiza usando una estructura de asociación académica convencional, con estatutos y organigrama. Esto le ha permitido relacionarse de manera distinta con otras instituciones. Probablemente, el hito más importante para esta red fue la realización del congreso de la ADHO en Ciudad de México en 2018. La red Mexicana es la única que pertence a ADHO y en esa condición pudo relacionarse con otras redes de la alianza para postularse como sede en ese momento. Así contó con el apoyo logístico para la organización y la escala del evento permitió la juntanza de practicantes de humanidades digitales alrededor del mundo en México. Es decir, sirvió como un punto de conexión entre las prácticas globales y las locales gracias a una forma de organización más monolítica pero también más estable. El evento fue beneficioso para las humanidades digitales en América Latina en general, pues trajo aprendizajes adquiridos por otras comunidades, estableció redes de relacionamiento entre personas, y sirvió como un muestreo de las posibilidades y proyectos del campo, así como preguntas sobre su futuro.

§69GGuardar marcapáginas Siguiendo esta línea, podemos decir que una institución formal puede más fácilmente establecer hilos narrativos articuladores u horizontes epistemológicos claros, debido a que no tiene la dispersión de objetivos de la comunidad de práctica. Establecer tales hilos es importante para que las humanidades digitales no sean solo una carpa o archipiélago en el que todo cabe pero nada se compromete, sino que se establezcan unas posturas desde su marco crítico, si eso es lo que esperan sus propios practicantes. Como afirma Ernesto Priani, uno de los líderes de la RedHD mexicana:

§70GGuardar marcapáginas "Creo que hay una reflexión por hacer, y me parece que es parte de la discusión que vamos a tener. Porque en la medida en que tú tienes ciertas discusiones filosóficas, y se ve obviamente allí mi formación filosófica, entonces el trabajo de los humanistas digitales deja de ser una comunidad de práctica y tiene consecuencias epistémicas mucho más poderosas, transversales. Y me parece que entonces tendríamos que avanzar hacia una idea de las humanidades digitales donde hay literalmente la construcción de una episteme. Y aquí un poco es donde viene el problema de un grupo de objetos que han sido digitalizados, una serie de teorías que se enfrentan a la digitalización, con otro grupo de teorías que hablan de la digitalización, que entienden lo digital y que combinadas tendrán que darnos de alguna manera una idea de un nuevo humanista, un nuevo tipo de académico"45«Entrevista a Ernesto Priani»..

§71GGuardar marcapáginas Adicionalmente, las instituciones formales tienen mayores incentivos para las motivaciones racionales, de acuerdo con la categorización de Puffer y Meindl46Puffer y Meindl, «The Congruence of Motives and Incentives in a Voluntary Organization». mencionada antes, pues por la realidad social que configuran y por el poder que se les concede, pueden producir formas de validación social que permiten que sus participantes avancen sus carreras o ganen prestigio público. Esto es claro en las grandes instituciones humanísticas, especialmente en las universidades y la emisión de certificados profesionales, pero también sucede en lugares como los museos y la validación que ofrecen a los procesos de creación, o en los eventos académicos como las conferencias que siguen las prácticas ortodoxas de las estructuras verticales de la reputación intelectual. Por supuesto, el avance de una carrera profesional es una motivación válida, y tiene incentivos concretos que solo son posibles bajo ciertas realidades sociales. Sin embargo, el sistema de prestigio puede formar brechas, o dar lugar a subrepresentación y otras formas de desigualdad que limitan la diversidad del campo o la participación de personas con otras responsabilidades, como los ejemplos mencionados por Riva Quiroga y citados antes al respecto de personas que tienen labores de cuidado o que no pueden dedicar la mayor parte de su tiempo a labores intelectuales.

§72GGuardar marcapáginas En cualquier caso, la profesionalización es importante para instalarse en el entorno académico y poder brindar cierta estabilidad a los practicantes de humanidades digitales, por supuesto, con las limitaciones de la ya mencionada crisis de las humanidades. Como afirma Gutiérres de la Torre en el caso de las bibliotecas: "tanto en el ámbito latinoamericano como en el anglosajón, la forma de contacto más común ha sido a partir de sus actividades laborales"47Silvia Eunice Gutiérrez De La Torre, «Bibliotecas y Humanidades Digitales En América Latina», Revista de Humanidades Digitales 5 (25 de noviembre de 2020): 127, https://doi.org/10.5944/rhd.vol.5.2020.27826.. Cuando conversamos, el historiador y tal vez profesor ambulante Jairo Melo afirmó que es necesario pensar en formas estables de solidificar las prácticas de las humanidades digitales: "cosas como digitalización, u organización de colecciones, construcción de aplicativos específicos para nosotros; no solamente talleres de adopción [de tecnologías externas]. Y creo que eso nos ayudaría mucho salir de la lógica del taller: nosotros vivimos haciendo talleres y talleres y talleres, y pasar a una lógica mucho más concreta de generar desarrollos y soluciones que permitan ser sostenibles. La institucionalización permite la sostenibilidad"48«Entrevista a Jairo Melo».. Quiroga se suma a esta percepción: "pensándolo en términos de carrera profesional, a mí a veces eso me produce un poco de tensión, porque me gustaría por una parte que la gente que entre a estudiar una carrera de humanidades vea que esto es una salida posible"49«Entrevista a Riva Quiroga».. Tal salida requiere de horizontes epistemológicos claros y de instituciones formales o informales fuertes que los mantengan en pie.

§73GGuardar marcapáginas La profesionalización implica integrarse a sistemas de producción de conocimiento que tienen lógicas problemáticas, no obstante. Como elaboré extensamente en el capítulo 5, las propias humanidades se encuentran en un lugar incómodo, una crisis, pues sus propio valor se han puesto en duda bajo las lógicas de la educación y la sociedad actual y su campo de acción se ha reducido o se ha amoldado a estándares académicos genéricos.

§74GGuardar marcapáginas Las humanidades digitales, para integrarse formalmente a este entorno difícil, deben superar varios obstáculos. El primero de ellos es abrirse espacio dentro de las formas válidas de producción del conocimiento. Las humanidades en su estado amenazado, su crisis, tienen una postura ambivalente frente a los tipos de proyectos que se realizan en el marco de las humanidades digitales: elaboraciones conceptuales con respecto a las culturas digitales contemporáneas, análisis por medio de algoritmos, nuevos medios digitales que usan modalidades como el sonido, la visualidad o el video, colecciones en línea.

§75GGuardar marcapáginas Por un lado, desde el punto de vista salvífico de las humanidades digitales, estos proyectos son recibidos como innovaciones interesantes, pero por el otro, desde el punto de vista tradicionalista, son vistos como dominios incomprensibles o amenazantes. Al respecto, Ernesto Priani comenta: "tenemos ese choque entre una comunidad muy innovadora y una comunidad muy tradicional. Financiamiento público hacia la innovación, pero al mismo tiempo los mecanismos de evaluación son resistentes a la innovación"50«Entrevista a Ernesto Priani».. Esto es crítico para la profesionalización de nuevos humanistas digitales, pues, aunque tengan la sensibilidad aludida al comienzo de este capítulo, deben integrarse a un sistema que carece de ella. En este sentido Afanador-Llach et al. elaboran sobre el caso colombiano:

§76GGuardar marcapáginas "al ocuparse de un campo relativamente nuevo en el país, los incentivos institucionales tradicionales que puede ofrecer para sus miembros son pocos. Además, al no existir métricas uniformes para la evaluación de proyectos en HD en la academia y al subsistir, en cambio, el escepticismo y el mero desconocimiento de este campo entre pares académicos, dedicarse a las HD puede convertirse en un deporte de riesgo extremo para la carrera de profesores e investigadores, que a menudo con dificultad obtienen reconocimiento académico en sus instituciones. Este problema es compartido por otras asociaciones de HD en el mundo hispanohablante que han construido propuestas de evaluación de las HD"51Afanador Llach et al., «Humanidades Digitales "a Lo Colombiche"», 224..

§77GGuardar marcapáginas En efecto, el profesor e historiador Jaime Borja comenta lo siguiente sobre sus proyectos con bases de datos de cultura visual y libros digitales:

§78GGuardar marcapáginas "Yo trabajé mucho tiempo roto. Quiero decir, jugando a dos bandas. Me tocaba seguir produciendo artículos, de estos aburridos para libros que nunca se van a leer o artículos en revistas que van a quedar ahí atrapados. Esto es Q1, esto es Q2, estas cosas que yo realmente no les veo mucho sentido, por eso estoy en lo que estoy. Me parece que es un juego absurdo, sobre todo los costos de publicación para que quede abierto. Es una estupidez. Me tocaba jugar, entonces, a la publicación de cosas 'serias' y mi trabajo con estas cosas 'no tan serias' como las humanidades digitales. Pero en la universidad, en mi facultad, reconocían que tenía este trabajo, se sabía que tenía este trabajo y hay gente que lo utiliza"52«Entrevista a Jaime Borja», 11 de marzo de 2024..

§79GGuardar marcapáginas Y, en una Línea similar, Isabel Galina comenta su experiencia dentro de la UNAM en México:

§80GGuardar marcapáginas "dicen 'claro, usen bases de datos, hagan sitios web, todo está padrísimo'. Se incentiva, incluso yo creo que hasta diría que se apoya en términos de recibir financiamiento y demás. Pero si nosotros vemos, por ejemplo, los comités de evaluación de producción académica, supongo que esto existe en todas partes, pero donde te evalúan tu producción o tu productividad, pues resulta ser que esas cosas no cuentan con la misma forma [de reconomiento] como con la que cuentan un libro, una monografía o un artículo. Entonces, es como esta contradicción entre promover las plataformas digitales, pero por el otro lado no tener una forma de valorar este tipo de proyectos"53«Entrevista a Isabel Galina»..

§81GGuardar marcapáginas En muchas ocasiones, la postura fluctuante de la academia es representativa de un apoyo condicionado a la consecución de recursos, sin una actitud de reciprocidad con respecto a los métodos y aproximaciones críticas que surgen de las humanidades digitales. Es decir, a las sensibilidades del campo. Gimena del Rio reconoce este problema en nuestra entrevista: "veo que hay una apropiación simbólica del tema las humanidades digitales de parte de las direcciones cuando les sirve para algo, y cuando no sirve se olvidan de que uno existe. Entonces, claro, no veo una apertura sincera a decir: 'vamos a hacer humanidades digitales'"54«Entrevista a Gimena del Rio»..

§82GGuardar marcapáginas Como respuesta, en cierta medida, el trabajo de las redes y asociaciones ha derivado no solo en la formación de partes interesadas, sino en la divulgación de las humanidades digitales a grupos que tienen dificultades comprendiéndolas o aceptándolas. Una parte de su trabajo ha sido la evangelización, si apropiamos la palabra del mundo del software que a su vez ha sido apropiada de la religión: es decir, la difusión, con fines retóricos y de convencimiento, de una idea, un campo o una infraestructura, a un grupo que puede ser escéptico al principio pero del que se espera una futura adopción.

§83GGuardar marcapáginas En este sentido, la propia fortaleza de las instituciones formales, su horizonte e hilo narrativo, es también una debilidad. Las instituciones formales pueden representar prácticas excluyentes de participación, especialmente debido a que se construyen de manera jerárquica y dependen de políticas más amplias que son difíciles de reencausar, sea el Estado, la política local, las posturas ideológicas de líderes de turno, o los intereses institucionales. La configuración de un horizonte epistemológico puede implicar formas de encerramiento que llevan a cristalizar el disciplinamiento humanístico y romper la cómoda burbuja de las ideas predefinidas puede ser una tarea extenuante para quien se encuentra afuera. Como se discutió en más detalle en el capítulo 5 sobre la tradición humanística, el disciplinamiento puede resultar en separaciones artificiales de la conservación, estudio y apreciación de la cultura en dominios que no se tocan: la filología, la lingüística, la historia, la historia del arte, la filosofía, los estudios literarios, etc. Para las humanidades digitales esto es crítico, pues puede representar el parcelamiento de sus modos de relacionamiento. Por ejemplo, la práctica instrumental de las humanidades digitales sin el involucramiento de un marco crítico, o el encerramiento de la academia sin beneficiar a las prácticas activistas, así como posturas defensivas frente a la real y efectiva interdisciplinariedad. Varias de las personas entrevistadas para esta investigación manifestaron, por ejemplo, un distanciamiento artificial de otras perspectivas debido a la subdivisión de las universidades en facultades y carreras claramente definidas. Incluso manifestaron que la separación en edificios en el campus era un factor que dificultaba el relacionamiento, a pesar de que trataran temas que podían hibridarse y dar lugar a proyectos fructíferos.

§84GGuardar marcapáginas Ante este panorama queda entonces la duda acerca de qué caminos potenciar o qué rumbos tomar para garantizar la sostenibilidad de las humanidades digitales en nuestro contexto. El siguiente apartado aventura líneas de trabajo en ese sentido.

7.4. Aumentar la agencia colectiva. Una simbiosis necesaria

§85GGuardar marcapáginas Como hemos dicho, el principal objetivo de una comunidad consiste en ampliar la agencia colectiva, es decir, permitir formas de acción que no serían posibles para sujetos individuales. Como afirma Stein, "la intención es sostener el aprendizaje y construir la capacidad de aprendizaje colectivo futuro, más que simplemente buscar la solución a un problema"55David S. Stein, ed., Adult Learning in Community, New Directions for Adult y Continuing Education 95 (San Francisco: Jossey-Bass, 2002), 38.. Un dominio tan complejo como las humanidades digitales necesita de permanencia para que esa agencia colectiva se desenvuelva de forma fructífera, es decir, que dé resultados que construyan formas de pensamiento sofisticadas con y acerca de lo digital, y que no se aproximen de forma ingenua a la tecnología, ni la usen sin un entendimiento real de su funcionamiento o de las infraestructuras que le subyacen.

§86GGuardar marcapáginas Si salimos de la distinción dicotómica que elaboré aquí, que es útil en términos conceptuales pero que simplifica la complejidad de las formas de organización comunitarias de las humanidades digitales en América Latina, veremos que los matices y las distinciones entre los dos modelos de organización planteados, la comunidad de práctica y la institución formalizada, son en realidad más sutiles. Ninguna institución es tan informal como para que sea completamente horizontal ni tan formal como para que sus estructuras y reglas estén perfectamente definidas o para que su sostenibilidad esté garantizada; lo que vemos en las instituciones reales son distintos grados de compromisos y organización, así como ideales y horizontes que no siempre se cumplen. Adicionalmente, la participación de los miembros de las comunidades no son recíprocas ni operan en los mismos niveles de actividad, y suele suceder que existen miembros que aportan más o menos de acuerdo con sus capacidades e incentivos, y que por lo tanto una institución pruebe con distintos modelos o con híbridos de diversas naturalezas.

§87GGuardar marcapáginas Por ejemplo, a pesar de que la UNAM en México es una institución formal muy grande, no necesariamente cuenta con el apoyo económico para financiar proyectos de humanidades digitales de gran escala como las labores de escaneo, reconocimiento de caracteres, y derivación de datos computacionales de obras literarias que produce el Hathi Trust Research Center. Al respecto, Glen Layne-Worthey dice: "habría sido mucho más difícil para Isabel Galina trabajar con nosotros a través de la UNAM, hacer que la UNAM se uniera al Hathi Trust y pagara los fondos requeridos. Me gustaría que eso pasara, y tal vez eventualmente suceda, pero sería muy difícil porque ella es solo una persona en una gran institución. El Hathi Trust es una organiación grande, y tiene muchos requerimientos que se consiguen con mucha dificultad"56«Entrevista a Glen Layne-Worthey».. Las escalas de trabajo y organización son muy disímiles, y en este rico entramado, en el mundo del arte de las humanidades digitales, encontramos subcomunidades de todos los tamaños, con dificultades proporcionales.

§88GGuardar marcapáginas De hecho, los distintos tipos de subcomunidades, que ya son pequeños ecosistemas en sí mismos, conforman un gran ecosistema que configura una simbiosis necesaria entre formalidad e informalidad. Layne-Worthey soporta esta idea: "así como a las comunidades de práctica informales les gusta tener instituciones con dinero que les invierten, así también a las instituciones formales les gusta que sus miembros tengan credibilidad profesional y hagan servicio en actividades informales"57Ibid.. Más que decantarse por un modelo único, una línea de trabajo importante consiste en reforzar las virtudes de cada modelo, siguiendo el juego de equilibrio que apunta a la sostenibilidad que mencionamos en los primeros apartados.

§89GGuardar marcapáginas Ampliar la agencia colectiva de las humanidades digitales, por los problemas que se elaboraron a lo largo de este capítulo, implica unos cuidados considerables. Unos cuidados, además, que no pueden lograrse solo a partir del trabajo de unos sujetos concretos, sino que deben enfocar la propia agencia colectiva adquirida en solidificar la propia sostenibilidad del sistema y en lograr que los roles, además de los sujetos, se fortalezcan. Es decir, que las comunidades no pierdan la memoria ni se refunden constantemente, sino que mantengan sus recurrencias. Aunque este es un problema con muchos matices, quiero fijarme en esta sección en un par de aspectos en particular:

§90GGuardar marcapáginas El primero es que las comunidades de práctica configuran soportes reticulares para todas las demás formas de participación comunitaria, y su trabajo, así como el de sus participantes más activos, debe ser reconocido con suficiencia. A pesar del sistema de prestigio que se deriva de la formalización y profesionalización, mucho del trabajo que ha dado forma a las humanidades digitales ha surgido de entornos informales. Por ejemplo, la comunicación en blogs, redes sociales y eventos autogestionados ha servido como difusora de los métodos e ideas al respecto de la investigación y las culturas digitales. Sin embargo, como afirma ernesto Priego: "el tipo de conocimiento que se puede construir a través del debate, incluyendo el blogging y las redes sociales, talleres y editatones/hackatones, es un tipo de conocimiento que continua sin el reconocimiento suficiente y muy poco citado en 'la literatura'"58Priego, «Can the Subaltern "Do" DH? A Reflection on the Challenges and Opportunities for the Digital Humanities», 33.. Aquí entonces vemos una separación entre la práctica real del humanista digital y los incentivos que obtiene en su práctica, pues su movimiento en espacios informales es esencial pero no reconocido. Al respecto, Antonio Rojas Castro afirma: "en España, para que me den una acreditación de una agencia nacional de evaluación tengo que estar dando clases a nivel universitario, es decir, todo lo que yo haga en Programming Historian, que es informal, no es relevante, o muy poco relevante"59«Entrevista a Antonio Rojas Castro»..

§91GGuardar marcapáginas Por lo tanto, una transformación necesaria es una colaboración entre la formalidad e informalidad desde el principio y el objetivo de la sostenibilidad. Si se reconoce el trabajo de lo informal y la manera en la que fundamenta la formalización, los mundos formales pueden apoyar la subsistencia y el sostenimiento de lo informal sin distorsionar demasiado sus lógicas y funcionamiento, que permite la experimentación y la creación fuera de los mundos monolíticos y disciplinares tradicionales. Al respecto, Jairo Melo hace mención a algunos referentes valiosos: "sí hay muchos proyectos que surgen a partir de lo voluntario: Omeka, Zotero, Programming Historian, todo eso empezó de trabajos voluntarios. Son cosas que ya involucran una gran comunidad, que ya tienen dinero y respaldo institucional, pero empezaron voluntariamente. La cosa es que justamente es eso: si nos quedamos en el plano de lo voluntario, de lo que solamente podemos hacer voluntariamente, podemos hacer cosas bastante pequeñas, pero no podemos hacer cosas de mucho nivel"60«Entrevista a Jairo Melo».. Un principio mediador es la formalización parcial de las comunidades de práctica, a través de la construcción de roles más estables que, con financiamiento y apoyo, puedan dedicar el tiempo suficiente a sofisticar los resultados de una forma en la que los voluntarios puedan ir y volver sin que los proyectos se vuelvan desmemoriados.

§92GGuardar marcapáginas Por ejemplo, Christina Boyles, con respecto al Archivo de Respuestas Emergencias de Puerto Rico en el que trabaja, afirma que: "hay dos maneras en las que hemos tratado de llevar beneficios a la comunidad de socios por participar en el proyecto. Lo primero es que cada grupo dona un cierto estipendio y eso se suma a la convocatoria estatal, y el dinero de la convocatoria va directamente a la organización comunitaria. Hay un cierto pago por participación. El segundo es que tenemos estudiantes empleados en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, quienes se han aliado con cada una de las organizaciones comunitarias. Así que tenemos un estudiante empleado que nos reporta a nosotros y a ellos, y ese estudiante gasta, en general, la mitad del tiempo haciendo trabajo comunitario con la organización y trabajando la otra mitad del tiempo en nuestro proyecto"61«Entrevista a Christina Boyles», 9 de marzo de 2023..

§93GGuardar marcapáginas Adicionalmente, las comunidades de práctica deben continuar con sus actividades de alfabetismo digital y evangelización, si dispensamos las conotaciones negativas que el término conlleva. El desconocimiento de las humanidades digitales y la amplitud de sus modos de relacionamiento en las facultades es un obstáculo para que sus formas de conocimiento se validen y para que nuevos participantes con habilidades valiosas se unan y refuerzen la red. Para lograr este objetivo, es esencial la sensibilidad humanística digital elaborada antes, es decir, la que no solo se centra en conocimientos específicos sino que parte de un ethos participativo y colaborativo, pues integra con apertura distintos pustos de vista o muta sus roles activamente.

§94GGuardar marcapáginas Por otra parte, es necesario superar el uso instrumental de la comunidad de práctica. Es decir la participación no comprometida en ellas para la satisfacción de motivaciones personales únicamente. Es lo que en algunos estudios sociológicos llamarían el freeriding, es decir, el aprovechamiento por parte de individuos de los beneficios construidos por una comunidad sin aportar nada a ella62Elinor Ostrom, Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action, 1.ª ed. (Cambridge University Press, 1990), https://doi.org/10.1017/CBO9780511807763.. Como afirma Isabel Galina, "el chiste es que no dependa de uno, dos o tres individuos para sobrevivir"63«Entrevista a Isabel Galina».. Por lo tanto, es necesario un fuerte énfasis en la reciprocidad, y para ello tiene vital importancia dibujar hilos narrativos y horizontes epistemológicos claros, con los cuales los participantes de la comunidad puedan ver que la agencia colectiva ganada a través de la colaboración es más extensa y fructífera que la acción individual. Esta noción de reciprocidad resonará en el capítulo 8 sobre infraestructuras. La reciprocidad constituye un círculo virtuoso que define caminos futuros y deriva estructural a partir de recurrencias pasadas. Recordemos, como elaboramos en el capítulo 5, que uno de los proyectos de largo aliento de las humanidades es ver más lejos al estar parados en hombros de gigantes, es decir, una iluminación del futuro desde el pasado64Umberto Eco, A hombros de gigantes (Lumen, 2018)..

§95GGuardar marcapáginas Un ejemplo de los frutos y problemas de lo mencionado antes es el Club de programación de la Red Colombiana de Humanidades Digitales que, al menos en el momento en el que escribo esto, coordino. El Club se ha construido como un espacio informal para el aprendizaje de rudimentos de programación para las artes y humanidades, y en él se han fraguado proyectos comunes y amistades duraderas. No obstante, también se ha convertido en un espacio frustrante por el fenómeno del freeriding, pues las personas que participan aprovechan momentáneamente los espacios y conocimientos del club, pero no sienten compromisos mínimos con él, como un respeto por el tiempo de quiénes lo organizan o la necesidad de informar sobre su eventual falta de participación. Quienes han participado a largo aliento en el club, sin embargo, han encontrado que su aprendizaje en comunidad es mucho más potente que el ejercicio autodidacta en solitario: han podido crear obras artísticas que han mostrado a otros públicos, han avanzado sus carreras laborales gracias a proyectos realizados y conocimientos adquiridos en el Club, y han ejercido un ethos colaborativo que los ha llevado a participar de otras formas en la Red Colombiana de Humanidades Digitales.

§96GGuardar marcapáginas Así, y para cerrar, el ejercicio de formación de comunidad y el aspecto altamente colaborativo de las humanidades digitales, aunque difícil y frágil, es un trabajo humanístico en sí mismo, si pensamos en el propósito humanístico de la participación en la vida pública y el fortalecimiento de la actividad democrática. Un camino futuro será hacer explícito este aspecto, y darle relieve en las prácticas de las humanidades digitales en América Latina como principio organizador y como propiciador de la deriva estructural con memoria de sus interacciones pasadas.

Notas al pie

  1. Graham Day, Community and Everyday Life (London ; New York: Routledge, Taylor & Francis Group, 2006), 1.
  2. Day, Community and Everyday Life.
  3. Howard Saul Becker, Los mundos del arte: sociología del trabajo artístico (Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes, 2008).
  4. Ibid.
  5. Sergio Rodríguez Gómez, «An Agential-Narrative Approach on Art Semiosis», Technoetic Arts 17, n.º 3 (1 de octubre de 2019): 281-95, https://doi.org/10.1386/tear_00021_1.
  6. «Entrevista a Maria José Afanador», 3 de septiembre de 2021.
  7. Stephen Papson, «Scholars, Intellectuals, and Bricoleurs», Arts and Humanities in Higher Education 13, n.º 4 (octubre de 2014): 377-94, https://doi.org/10.1177/1474022213487951.
  8. Anne Burdick et al., eds., Digital Humanities (Cambridge, MA: MIT Press, 2012).
  9. Stefania Gallini y Serge Noiret, «La historia digital en la era del Web 2.0. Introducción al dossier Historia digital», Historia Crítica, n.º 43 (enero de 2011): 16-37, https://doi.org/10.7440/histcrit43.2011.03.
  10. Douglas Niño, Elementos de semiótica agentiva (Bogotá: Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, 2015).
  11. Ernesto Priego, «Can the Subaltern "Do" DH? A Reflection on the Challenges and Opportunities for the Digital Humanities», Global Debates in the Digital Humanities, ed. Domenico Fiormonte, Sukanta Chaudhuri, y Paola Ricaurte (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2022), 31.
  12. «Entrevista a Glen Layne-Worthey», 27 de febrero de 2023.
  13. William Ross Ashby, An Introduction to Cybernetics. (New York,: J. Wiley, 1956), https://doi.org/10.5962/bhl.title.5851.
  14. F. G. Varela, H. R. Maturana, y R. Uribe, «Autopoiesis: The Organization of Living Systems, Its Characterization and a Model», Biosystems 5, n.º 4 (1 de mayo de 1974): 187-96, https://doi.org/10.1016/0303-2647(74)90031-8; Humberto R Maturana, Francisco J. Varela, y Stafford Beer, Autopoiesis and Cognition: The Realization of the Living (Dordrecht: Reidel, 1980).
  15. Niklas Luhmann, Organización y decisión: autopoiesis, acción y entendimiento comunicativo (Barcelona: Anthropos, 2005).
  16. World Commission on Environment and Development, ed., Our Common Future (Oxford ; New York: Oxford University Press, 1987).
  17. Vincent D Blondel et al., «Fast Unfolding of Communities in Large Networks», Journal of Statistical Mechanics: Theory and Experiment 2008, n.º 10 (9 de octubre de 2008): P10008, https://doi.org/10.1088/1742-5468/2008/10/P10008.
  18. Sheila M. Puffer y James R. Meindl, «The Congruence of Motives and Incentives in a Voluntary Organization», Journal of Organizational Behavior 13, n.º 4 (julio de 1992): 425-34, https://doi.org/10.1002/job.4030130409.
  19. Ibid., 425.
  20. «Entrevista a Ernesto Priani», 30 de abril de 2021.
  21. «Entrevista a Jairo Melo», 16 de septiembre de 2022; «Entrevista a Zoe LeBlanc», 4 de abril de 2023.
  22. «Entrevista a Alex Gil», 21 de febrero de 2023.
  23. «Entrevista a Ania Hernández Quintana», 8 de octubre de 2021; «Entrevista a Isabel Galina», 3 de septiembre de 2023.
  24. Priego, «Can the Subaltern "Do" DH? A Reflection on the Challenges and Opportunities for the Digital Humanities».
  25. «Entrevista a Riva Quiroga», 9 de febrero de 2022.
  26. «Entrevista a Gimena del Rio», 17 de mayo de 2021.
  27. «Entrevista a Antonio Rojas Castro», 3 de octubre de 2022.
  28. «Entrevista a Isabel Galina».
  29. Luis Rodríguez-Yunta, «Ciberinfraestructura Para Las Humanidades Digitales: Una Oportunidad de Desarrollo Tecnológico Para La Biblioteca Académica», El Profesional de la Informacion 23, n.º 5 (1 de septiembre de 2014): 457, https://doi.org/10.3145/epi.2014.sep.01.
  30. María José Afanador-Llach y Andres Lombana-Bermudez, «Developing New Literacy Skills and Digital Scholarship Infrastructures in the Global South. A Case Study», Global Debates in the Digital Humanities, ed. Domenico Fiormonte, Sukanta Chaudhuri, y Paola Ricaurte (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2022), 233.
  31. Ibid.
  32. John R Searle, La construcción de la realidad social (Barcelona: Paidós, 2004).
  33. Sergio Rodríguez, «Recurrences and Human Agential Meaning Grounding: Laying a Path in Walking», Biosemiotics 9, n.º 2 (agosto de 2016): 169-84, https://doi.org/10.1007/s12304-016-9267-2.
  34. María José Afanador Llach et al., «Humanidades Digitales "a Lo Colombiche": Cadáver Exquisito de La Red Colombiana de Humanidades Digitales», Revista de Humanidades Digitales 5 (25 de noviembre de 2020): 219, https://doi.org/10.5944/rhd.vol.5.2020.27837.
  35. Étienne Wenger-Trayner, Communities of Practice: Learning, Meaning, and Identity, 18th printing, Learning En Doing Social, Cognitive, y Computational Perspectives (Cambridge: Cambridge University Press, 2008), 45.
  36. «Entrevista a Riva Quiroga».
  37. «Entrevista a Gimena del Rio».
  38. Stuart Billingham, «Learning Communities and Tertiary Education», Towards Understanding Community: People and Places, ed. Christopher J. Clay, Mary Madden, y Laura K. Potts (Basingstoke: Palgrave Macmillan, 2007), 36.
  39. Afanador-Llach y Lombana-Bermudez, «Developing New Literacy Skills and Digital Scholarship Infrastructures in the Global South. A Case Study», 234.
  40. «Entrevista a Antonio Rojas Castro».
  41. Afanador-Llach y Lombana-Bermudez, «Developing New Literacy Skills and Digital Scholarship Infrastructures in the Global South. A Case Study», 233.
  42. «Entrevista a Riva Quiroga».
  43. Humberto Maturana R. y Francisco J. Varela, El árbol del conocimiento: las bases biológicas del conocimiento humano (Buenos Aires: Lumen, 2003); Sergio Rodríguez Gómez, «Organización, Experiencia y Adaptación. Tres Conexiones Biosemióticas Entre El Pensamiento de von Uexküll y La Biología Enactiva de Maturana y Varela», Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia 21, n.º 43 (5 de noviembre de 2021), https://doi.org/10.18270/rcfc.v43i21.3365.
  44. Afanador Llach et al., «Humanidades Digitales "a Lo Colombiche"», 230.
  45. «Entrevista a Ernesto Priani».
  46. Puffer y Meindl, «The Congruence of Motives and Incentives in a Voluntary Organization».
  47. Silvia Eunice Gutiérrez De La Torre, «Bibliotecas y Humanidades Digitales En América Latina», Revista de Humanidades Digitales 5 (25 de noviembre de 2020): 127, https://doi.org/10.5944/rhd.vol.5.2020.27826.
  48. «Entrevista a Jairo Melo».
  49. «Entrevista a Riva Quiroga».
  50. «Entrevista a Ernesto Priani».
  51. Afanador Llach et al., «Humanidades Digitales "a Lo Colombiche"», 224.
  52. «Entrevista a Jaime Borja», 11 de marzo de 2024.
  53. «Entrevista a Isabel Galina».
  54. «Entrevista a Gimena del Rio».
  55. David S. Stein, ed., Adult Learning in Community, New Directions for Adult y Continuing Education 95 (San Francisco: Jossey-Bass, 2002), 38.
  56. «Entrevista a Glen Layne-Worthey».
  57. Ibid.
  58. Priego, «Can the Subaltern "Do" DH? A Reflection on the Challenges and Opportunities for the Digital Humanities», 33.
  59. «Entrevista a Antonio Rojas Castro».
  60. «Entrevista a Jairo Melo».
  61. «Entrevista a Christina Boyles», 9 de marzo de 2023.
  62. Elinor Ostrom, Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action, 1.ª ed. (Cambridge University Press, 1990), https://doi.org/10.1017/CBO9780511807763.
  63. «Entrevista a Isabel Galina».
  64. Umberto Eco, A hombros de gigantes (Lumen, 2018).